Desde finales de noviembre está disponible en España la última entrega de la saga Gran Turismo: el Gran Turismo 5. El vídeo juego de la PS3 ha sido uno de los más esperados durante los últimos años por todos los aficionados al motor, la enorme tardanza en su desarrollo ha puesto los dientes largos durante meses a los más impacientes, pero seguro que muchos de nuestros lectores ya han podidocatarlo.
Aún no he tenido la oportunidad de divertirme con el videojuego en cuestión, pero las primeras críticas que he leído aseguran que el resultado final no está a la altura de lo que cabría esperar de un desarrollo tan prolongado. Los daños tras accidentes, la física de los propios impactos o el hecho de que sólo un 20% de los coches hayan sido diseñados desde cero son las críticas más frecuentes.
Pero si hay algo que no se le puede tachar al juego es su inconmesurable apartado gráfico. En los meses previos al lanzamiento se lanzaron numerosos vídeos en los que se veían imágenes que casi se confundían la realidad, tanto que se dudaba que esos gráficos se correspondieran con secuencia in game. Finalmente, se ha comprobado que este aspecto está conseguidísimo.
Para comprobar el realismo y la fidelidad de los gráficos, alguien ha tenido la feliz idea de enfrentar en el mismo vídeo una vuelta al circuito de Nürburgring en la vida real y en el propio GT5. Ambas cosas se realizaron con un BMW M3 E92 y con la misma persona, lo que también sirve para comprobar si las prestaciones en el videojuego son fidedignas, o simplemente es una aproximación, que es lo que ocurre en muchos videojuegos. El vídeo, a continuación.
Ventana externa
Como se puede ver, el circuito de Nürburgring está clavado, aunque esto no es ninguna novedad. Lo realmente increíble es el comportamiento del coche en el juego, prácticamente idéntico al del M3 real. De hecho, si no fuera por el tráfico que se encuentra el piloto, el paralelismo entre ambos vídeos hubiera sido muy parecido durante toda la secuencia.
Como entrenamiento previo, el GT5 supone una perfecta herramienta, aunque las sensaciones de conducir un coche en circuito realmente están muy lejos de lo que es pilotarlo en una consola. El ambiente previo de Nürburgring, que pudo comprobar Sergio, no se puede respirar en el videojuego pero, mirándolo bien, un error en el GT5 no supone unos cuantos miles de euros de gastos como pasaría en la vida real.
Vía: GTSpirit