Satisfacer a todos los potenciales interesados en un determinado modelo de automóvil nunca es sencillo. Lo que gusta a unos, no lo hace a otros; cada uno tiene sus prioridades y preferencias, así que buscar soluciones de compromiso se presenta como el mejor recurso que los fabricantes tienen para no errar en sus planteamientos generales.
Por este motivo, BMW le acaba de dar una nueva vuelta de tuerca a su popular Serie 3, la sexta generación de un modelo que se presentó por primera vez en 1975. Para empezar, es un coche de dimensiones más generosas (nueve centímetros más largo y también con mayor batalla), lo que le concede una prestancia superior. La estética de la carrocería berlina (acaba de aparecer también la familiar y la tres puertas llegará más adelante) recibe ciertas modificaciones que actualizan su imagen, pero manteniéndose fiel al estilo de la Serie 3.
Pero más allá de un lavado de cara, esta renovación persigue el objetivo de un mayor equilibro general del conjunto, lo que sin duda ha supuesto todo un desafío para los ingenieros de la marca bávara. El Serie 3 ha renunciado a una pizca de deportividad en términos puros, aunque sigue siendo un coche ideal para aquéllos que disfrutan al volante, los que conducen para algo más que ir de un sitio a otro. Y este sacrificio tiene su fin, que no es otro que ganar en polivalencia de utilización; ahora nos encontramos con una berlina más confortable y también más capaz, menos ruda en aspectos como las suspensiones o la dirección aunque prácticamente igual de eficaz que antes.
¿Cómo es posible esta dualidad? Pues a base de tecnología... y también del precio que hay que pagar por ella. Por ejemplo, el sensacional motor de gasolina TwinPower Turbo del 328i es capaz de entregar 245 CV con cuatro cilindros y sólo dos litros de cubicaje, con lo que las prestaciones son de primer nivel pero sin que los consumos se disparen en una conducción convencional (si le exigimos más de la cuenta al pedal del acelerador entonces la cosa cambia).
Dinámicamente, BMW se mantiene como una referencia entre las marcas Premium. Coches de tracción trasera, potentes, directos de dirección y muy estables en cualquier circunstancia, ahora más que nunca gracias a las ayudas electrónicas. Así, el Serie 3 permite pasarlo muy bien al volante pero sin estridencias y sobresaltos, sacándole con facilidad todo el partido posible a un gran automóvil.
Conclusiones
Dinamismo, comodidad, eficiencia y calidad. - La estética de esta nueva generación se mantiene fiel a los cánones de la Serie 3, pero ahora es un coche con mucho más empaque y prestancia. - El incremento de las dimensiones de la carrocería berlina influye de forma muy positiva en la habitabilidad interior. - El motor de gasolina del 328i entrega, con sólo dos litros de cubicaje y gracias al turbo, unos más que suficientes 245 CV. Y además lo hace con la máxima eficiencia. - El carácter del nuevo modelo es algo menos deportivo que el anterior, más equilibrado y al gusto de la mayoría. Aunque ello no significa que haya que renunciar al placer de conducir un BMW.